ABRIR LOS OJOS
Editorial de El País, 24-5-2020.
Pasan las semanas sin los necesarios acuerdos presupuestarios. El Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, perfiló esta semana en el Congreso de los Diputados sus primeras estimaciones sobre la dramática situación económica y los principales riesgos que la pandemia de coronavirus podría dejar a su paso por España. El cese general de la actividad, imprescindible para contener los contagios, ha exigido y exigirá todavía un incremento del gasto público sin precedentes. Pasan las semanas como si se pudieran cerrar los ojos ante las consecuencias de no haber logrado ese acuerdo que Hernández de Cos echa en falta. En lo inmediato, la ausencia de ese pacto compromete el futuro de varias generaciones, colocando sobre sus hombros una losa económica colosal que limitaría de facto su derecho a fijar en el futuro nuevos objetivos para el país y para sí mismos a través de las instituciones democráticas. Además, puede debilitar la posición de España en la Unión Europea, y colocar al país frente a una intervención dura de la economía española, algo que certificaría un intolerable fracaso de esta sociedad. La realidad una vez más, es la que es, y hay que mirarla de frente. El Gobierno ha dilapidado en buena parte su crédito negociador, persiguiendo geometrías parlamentarias que han subrayado su debilidad. Por su parte, la principal fuerza de la oposición, el Partido Popular, sabe tan bien como el Ejecutivo que es difícil gobernar en estas circunstancias y más difícil aún desalojar con una mayoría alternativa a quien gobierna, ni a través de mociones ni de unas elecciones hoy por hoy inviables. Intentar romper este equilibrio rechazando distinguir en el Parlamento entre medidas incontestables para contener la pandemia y medidas simplemente equivocadas, cuando no llevando la oposición a las calles, es una apuesta que no alcanzará ningún objetivo político ni electoral, pero que garantiza la destrucción de las instituciones.