CÓMO TOMAR UNA BUENA DECISIÓN EN TIEMPOS DE GUERRA Y PAZ
Por l. Junco. Ex. 14-6-22.
A pesar de un mayor o menor estrés interno y/o externo, las bases del liderazgo de un ejecutivo no deberían variar mucho: “El buen líder es capaz de crear una visión común; comunicarla y crear engagement; tiene capacidad en la toma de decisiones, las lleva a cabo con pasión y tiene un interés genuino por las personas”, define Cabero. Es “un trabajador más optimista que los demás y eso es parte de su fortaleza”. Pero aunque el directivo sea alguien especial –“somos gente complicada, con un perfil sociológico diferente”– no son todo hielo: “El estado emocional del directivo afecta directamente a la empresa […], la gestión empresarial no es un mundo individual, sino colectivo, y si no sabes gestionar bien la frustración, la trasladas a los equipos: el estrés se multiplica o se reduce según cómo lo gestiones”. “El líder puede ser egoísta”, reconoce Cabero, “la cuestión es que no lo sea mucho. Es la persona que va delante tirando del carro, pero no debe hacerlo pensando solo en él y en su desarrollo, sino en el de la empresa y de su equipo”, algo que pasa “por dejar de tener tanto apego al título o a la silla, porque te da una percepción del riesgo diferente, y el proceso de decisión se ve limitado”. No obstante, este perfil también está evolucionando. “Hoy, el directivo autocrático no funciona. Cada vez hay una mayor mentalidad de start up en la alta dirección y gente dispuesta a asumir riesgos”. Y esto pasa también por delegar. Seguir leyendo en: