CUALIFICACIÓN FINANCIERA
El País Negocios 6-3.
De un artículo de Ángel Berges, miembro del Grupo Consultivo de ESMA, y Mónica Guardado, Directora General de AFI, Escuela de Finanzas.
Junto a las exigencias de solvencia, la otra gran eclosión reguladora en Europa tiene que ver con la restauración de esa confianza en los usuarios de servicios financieros.
El buque insignia de la misma ha sido la Directiva de Mercados e Instrumentos Financieros, conocida como MIFID-II. A tal efecto, el artículo 25 de la citada MIFID-II establece la exigencia de que las entidades aseguren y demuestren que todos los profesionales que asesoran y/o informan a clientes sobre instrumentos y servicios de inversión poseen los necesarios conocimientos y competencias, delegando en la Autoridad Europea de Mercados de Valores (ESMA) la concreción de esas exigencias.
En respuesta a ese mandato, ESMA publicó el pasado mes de diciembre una circular con unas directrices suficientemente claras en cuanto a que los profesionales, independientemente de su experiencia, deben acreditar una formación adecuada para la actividad que realizan, y además dicha formación debe ser objeto de actualización permanente.
Probablemente dichas exigencias de formación no sean suficientes para impedir la aparición de nuevas crisis financieras, pero al menos los usuarios de servicios financieros se enfrentarán a ellas con una mejor información, y que las entidades cuenten con la satisfacción de que han prestado a sus clientes un mejor servicio.