DESDE LA ADVERSIDAD: LA ÉTICA DEL GOBERNANTE
Por Santiago Álvarez de Mon. Ex.11-3-22.
Intentando no quedar atrapado en el lodazal, si recupero mi introducción, son momentos donde mostrar carácter en una civilización decadente, donde exhibir coraje para tomar decisiones difíciles, donde reivindicar la nobleza de la política haciendo prevalecer la ética del gobernante sobre la erótica del poder. ¡Qué mejor que releer a Vaclav Havel, expresidente de Chequia, intelectual honrado, escritor independiente, por eso sufrió cárcel en el paraíso comunista, para recobrar el ánimo y pensar en grande! “La política debe ser la expresión del deseo de contribuir a la felicidad de la comunidad más que una necesidad de estafar o destruirla. Enseñemos a los demás y a nosotros mismos que la política no puede ser el arte de lo posible, especialmente si lo posible incluye el arte de la especulación, del cálculo, de la intriga, de los negocios secretos y de la pragmática manipulación, sino que debe ser el arte de lo imposible, el arte de mejorar el mundo y a nosotros mismos”. Propuesta ambiciosa, Havel lo sabe en primera persona. “El pragmatismo de los políticos que quieren ganar las siguientes elecciones… hace imposible que estas personas sean conscientes de la dimensión moral, metafísica y a menudo trágica de sus propios programas”. La adversidad como partera de nuestra mejor versión, son momentos idóneos para transformar un político profesional obsesionado con el poder, droga adictiva, en un estadista cuyo único norte sea servir. La libertad, la justicia, la dignidad de la persona, son causas nobles y exigentes. El presidente ucraniano, Zelenski, es un buen ejemplo. De actor desconocido a ejercer un liderazgo valiente y comprometido con la suerte de su pueblo. Ucrania debería ser un sonoro y clamoroso despertador moral que ponga a cada uno en su sitio, también a nosotros.