EN UN MUNDO VUCA PENSEMOS EN VERTICAL
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De un artículo de Carlos Herreros de las Cueva.
En un mundo VUCA todo está interconectado y nadie puede predecir los grandes cambios que nos esperan. Los líderes a la altura de la tarea son aquellos que pueden gestionar la ambigüedad constante.
Veamos el ejemplo de Nelson Mandela. Cuando fue liberado después de 30 años en una cárcel de África del Sur, hereda la presidencia de un país al borde de la guerra civil. La mentalidad y las expectativas de muchos eran que había llegado el momento de resarcirse de los blancos y que los habitantes negros cogieran las riendas del país. En resumen, había llegado el momento de la venganza. Pero Mandela veía el mundo de forma diferente. En lugar de tomar el sencillo camino de la venganza, invitó a todos los sudafricanos a seguirle a un nivel superior y construir una “nación arco-iris” que brillaría no por su uniformidad sino por su diversidad.
La capacidad de Mandela de liderar su país con un proceso de reconciliación sanador y de esperanza, poco tenía que ver con el nivel de sus conocimientos, nunca había asistido a un curso de liderazgo, y mucho con su capacidad para afrontar una situación compleja y extremadamente volátil, y crear un significado más elevado para sus compatriotas. Éste es el camino de una mente altamente desarrollada. Mandela encarna perfectamente la cita de Einstein de que no podemos resolver nuestros problemas actuales con el mismo nivel de consciencia que los ha creado. El problema del apartheid se había creado en un nivel de desarrollo; y su solución necesitaba un líder que pudiera pensar y actuar desde otro superior. El problema para la mayoría de los líderes es que el vaso del conocimiento del liderazgo está casi lleno. Ya lo ha oído todo anteriormente. Ya lo saben; pero no pueden serlo. El factor limitativo deja de ser el contenido (el conocimiento del líder) para serlo el vaso (la mente del líder).
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