FILOSOFÍA DEL ASESORAMIENTO
Por Santiago Álvarez de Mon. Ex.16-4-21.
¿En qué consiste el oficio de asesorar a una persona? ¿Cómo entiendo una actividad tan delicada y apasionante? Básicamente, se trata de ayudarle a profundizar en el conocimiento de sí misma, y a partir de esa sólida base personal, contribuir a que realice su potencial de aprendizaje, crecimiento y plenitud.¿Consecuencia inmediata de esta filosofía de trabajo? El proceso versa sobre la vida y la carrera profesional de esa persona, sobre sus talentos y habilidades, sobre sus sentimientos y valores, sobre sus sueños e ilusiones, sobre la gestión del tiempo de acuerdo a su escala de prioridades, y, evidentemente, también sobre sus zonas menos vistosas, sobre sus miedos y dudas, sobre sus carencias, sobre sus errores y tropiezos, sobre las heridas no cicatrizadas. Es como acompañarle durante un tramo de su itinerario vital, estimulando una conversación intrapersonal que permita aflorar planes, pensamientos, emociones, que a menudo permanecen en estado larvado o inconsciente. Fiel a la mayéutica socrática, el reto del consultor es descubrir y cultivar el arcano misterioso y singular de su interlocutor, empujarle a desarrollar su mejor versión, a pensar y a actuar por sí mismo. Un buen asesor hace de despertador, en lugar de anestesiar la inteligencia y el espíritu de su cliente.