JORDI CANALS
E & E. 28-5, por Tino Fernández
Director General del IESE.
A Jordi Canals no le gusta demasiado el término “escuelas de negocios”. Prefiere hablar de “escuelas de dirección” o de “escuelas de gobierno de empresas”. Sostiene que “una empresa se apoya sobre una base de un negocio, pero las escuelas no están para hacer negocio, sino para formar a directivos”. Cree que “la educación en dirección de empresas debe enfocarse a que un directivo piense a largo plazo –con personas– un modelo de negocio que lleve a que la empresa tenga un impacto social positivo”.
Jordi Canals se plantea qué clase de líderes hacen falta para guiar las nuevas compañías. Para todo esto hacen falta personas, y el director general del IESE explica que “éstas se pueden ver desde el ángulo del talento, la credibilidad y las soluciones que aportan, o desde el ángulo contractual, económico y laboral”.
En las relaciones laborales se pone el énfasis en el segundo ángulo, y esto es un error. Las nuevas formas de organización nunca pueden sustituir a aquellos trabajos en los que la empatía o la confianza juegan un papel importante. “No hay empresas respetadas que no respeten a sus personas”. Todo esto le lleva a concluir que el nivel de respeto por la sociedad no depende de sus ingresos, sino de cómo se trata a los profesionales. Canals asegura que “los valores éticos y humanos deben existir, pero no sólo para cumplir unos mínimos legales o determinadas exigencias regulatorias”. Es una condición de estabilidad que permite respetar a las personas. Esto compromete a las empresas y tiene que ver con la confianza que se genera en una organización. Las compañías no pueden evolucionar sin pensar en el largo plazo, y son precisamente las personas las que piensan en estos términos: gestionan redes, piensan y diseñan el Big data…
“Necesitamos personas que tomen decisiones, y las escuelas de dirección deben generar un marco estratégico que permita adoptar decisiones para hacer realidad ese largo plazo”. Canals insiste en la importancia de las personas, incluso en grandes tendencias que marcan hoy la estrategia de las compañías.
Si hablamos de transición digital, hay que reconocer que resulta fundamental en la vida de las organizaciones, pero el director general del IESE sostiene que “la empresa está para servir al cliente, y la transformación digital es buena si acelera y mejora la calidad de este servicio, pero se trata de un medio que deben manejar las personas. Si perdemos de vista esto, perdemos la referencia”. “Algunas compañías han hecho escalable un modelo tecnológico. Facebook casi muere en 2005, y no fue la tecnología la que le ayudó. Se trata más bien de una cuestión de modernización de la calidad de gestión; de atraer talento y talento directivo. Lo que importa son las personas. La calidad del management resulta crucial ante la crisis de talento”.