LOS TIEMPOS DEL LIDERAZGO
Por Santiago Álvarez de Mon. Ex.28-5-21.
¿Significa entonces que el pasado y el futuro desaparecen del radar de un líder? ¿Todo es fugaz, efímero, cortoplacista, inmediato? En absoluto, cuanto más se profundiza en un presente sobrio, frugal, vivo, más hueco hace éste a un pasado que le precede y explica, o a un futuro que le sigue e invita a avanzar. Una persona desarraigada, un país sin memoria, o manipulada descaradamente al servicio de poderes oscurantistas, de egos insaciables, limita su horizonte temporal, hipoteca gravemente su futuro. Para un liderazgo inspirador el adjetivo visionario hermana bien con el de historiador. Tareas propias del futuro son definir la estrategia –cómo realizar lo aspiracional –, accionar palancas de cambio, anticipar resistencias, levantar frenos ocultos en el subsuelo de organizaciones acostumbradas a dejarse llevar por automatismos e inercias invisibles, doctorándose cum laude en gestión de la incertidumbre. Buscando certezas nos damos de bruces con interrogantes, sorpresas, que nos recuerdan nuestra radical vulnerabilidad. En esos tres tiempos –pasado, presente, futuro– se mueve un liderazgo ágil y sereno, flexible y moral, teniendo en el más corto de ellos su centro intelectual, afectivo y espiritual de operaciones. Si aplico la lógica de mi argumentación al liderazgo del presidente del Gobierno, ¿qué conclusiones podemos alcanzar? ¿Administra bien el presente, aconsejado por un largo pasado en común donde abundan las luces y las sombras, estimulado por un futuro que permite abrigar esperanzas y practicar de forma madura y realista el optimismo? Sinceramente, el uso de los tiempos de Sánchez y sus asesores es desalentador.