TENEMOS QUE HABLAR
Un artículo de Ramón Oliver en El País Negocios 31-12.
Las habilidades comunicativas son un déficit extendido entre los profesionales de las empresas. Si su pareja o jefe le dicen “Tenemos que hablar”, prepárese para lo peor. Tal vez esta conocida máxima sea algo exagerada, pero es sintomática de que en la cultura popular a mera mención al acto de sostener una conversación medianamente seria provoca desasosiego. “Conversamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Con compañeros, jefes, clientes… Una reunión, un seminario o una entrevista de trabajo no son otra cosa que conversaciones. Y sin embargo es algo que nadie nos ha enseñado a hacer”, reflexiona Fernando Botella, presidente de Think & Action.
“En las empresas se habla mucho pero se comunica poco”, sentencia Juan Carlos Cubeiro, consejero delegado de Right Management. Cotilleos, rumores o quejas representan cerca del 80% de las comunicaciones en el seno de la empresa, según este experto. Pero, añade, “pasar de la cháchara intrascendente a una conversación de alto impacto requiere mucha confianza y madurez”. Despedir a un colaborador, pedir un aumento de sueldo o afrontar un conflicto con un colega supone un verdadero suplicio para muchas personas. “Las conversaciones movilizan emociones”, recuerda Miriam Ortiz de Zárate, socia directora del Centro de Estudios del Coaching (CEC). Y el miedo, incide Elisa Sánchez, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), es una de las más poderosas. Por esa razón, muchos tratan de ahorrarse ese mal trago “eludiendo esa conversación, postergándola indefinidamente o teniéndola pero de forma precipitada”. Para Fernando Botella uno de los secretos de la comunicación persuasiva radica en saber hacer preguntas.