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Intervención de Juan Ferrer · Sesión patrocinada por KEMP
En una de las sesiones más provocadoras de la jornada, Juan Ferrer invitó a revisar muchas de las “verdades” asumidas sobre liderazgo. Bajo el título “De líder de equipo a equipo líder”, planteó que el verdadero reto hoy no es tener buenos jefes, sino construir organizaciones donde todas las personas ejerzan liderazgo en su ámbito, desde la dirección hasta la última línea de servicio.
Ferrer cuestionó conceptos muy instalados:
No se trata de “salir de la zona de confort”, sino de potenciar la zona donde cada uno da lo mejor de sí y distinguirla del conformismo (feliz o infeliz).
No basta con querer “empleados felices”: las organizaciones necesitan personas apasionadas, capaces de poner su energía al servicio del propósito.
La resiliencia, entendida como “aguantar y volver al estado anterior”, se queda corta: el desafío es ser antifrágiles, aprender de cada golpe y salir mejores.
La supervivencia no está solo en adaptarse al cambio, sino en anticiparse y crearlo.
También subrayó el poder del lenguaje en la gestión del cambio: no es lo mismo hablar de “problemas” que de “retos”, ni de “cambios” que de “evolución”. Introdujo, además, el concepto japonés de jidoka: parar para resolver un problema de raíz y no convivir con él durante 15 o 20 años, como tantas veces ocurre en las organizaciones.
Para Ferrer, todo directivo tiene tres misiones: gestionar recursos y resultados, gestionar personas… y liderar, es decir, hacer evolucionar la empresa. La clave está en actualizar el “sistema operativo” —la cultura de liderazgo— y pasar del modelo líder que tira del equipo al modelo de equipo líder, donde:
se activa la inteligencia colectiva,
se comparte la responsabilidad,
el jefe deja de ser “héroe” para convertirse en desarrollador y facilitador,
y el objetivo no es crear seguidores, sino crear otros líderes.
El ponente cerró con un mensaje muy alineado con los retos del sector: si queremos organizaciones preparadas para un futuro imprevisible, necesitamos menos dependencia del jefe y más personas que se sepan y se sientan líderes en su puesto. Una sesión intensa, retadora y muy comentada en los pasillos… tal y como él mismo había advertido que ocurriría.






