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En el mundo del aprendizaje corporativo, pocas asociaciones han demostrado tanta solidez y criterio como el GREF. Desde su fundación, ha sido un espacio de referencia para los profesionales de formación y desarrollo del sector financiero y asegurador. Y no es casualidad.
Un sector sometido a retos formativos únicos
Los responsables de formación en banca y seguros han tenido que afrontar desafíos formativos difíciles de igualar en otros sectores. Desde los años 90, el sector financiero ha vivido una fuerte concentración empresarial, lo que ha exigido procesos de onboarding masivos, capacitando a miles de profesionales en productos, servicios, modelos de negocio, herramientas, cultura ……..y valores. Esto no es fácil, y no todos los sectores han abordado proyectos formativos de esta envergadura.
Además, el entorno regulatorio ha sido especialmente exigente. Muchas entidades son consideradas sistémicas y están vigiladas por uno o varios reguladores —nacionales, europeos o internacionales—. Esta hiper regulación ha derivado en la necesidad de formar obligatoriamente a los profesionales en múltiples materias: prevención del blanqueo de capitales, códigos de conducta, ciberseguridad, seguridad física, protección de datos, entre otras. En algunos casos, hasta 14 bloques temáticos son necesarios para poder ejercer en banca o seguros.
Y si esto fuera poco, hemos tenido que formar y certificar externamente los conocimientos de nuestros profesionales en asesoramiento financiero, seguros o gestión hipotecaria, bajo normativas Europeas transpuestas en España como MIFID II, LCCI o IDD. Además, muchas de estas formaciones deben renovarse anualmente con un número mínimo de horas obligatorias.
La digitalización y la llegada de la IA: nuevos desafíos
A este contexto regulado se ha sumado una profunda transformación digital. El sector ha adoptado herramientas, apps, plataformas web y nuevos procesos con una rapidez sin precedentes. Formar a los equipos en estas tecnologías ha sido clave para garantizar la eficiencia operativa y la productividad.
Y ahora, la inteligencia artificial irrumpe con fuerza. Nos exige diseñar programas formativos que no solo expliquen su funcionamiento, sino que promuevan un uso ético y responsable. La IA no es solo una herramienta: es un cambio de paradigma.
La formación en IA no puede limitarse a lo técnico. Debe incluir aspectos éticos, legales y culturales. ¿Cómo se toman decisiones algorítmicas? ¿Qué sesgos pueden reproducirse? ¿Cómo garantizar la transparencia? Estas preguntas deben formar parte del currículo formativo de cualquier entidad que aspire a ser competitiva y responsable.
Reskilling y upskilling: cambiar de profesión sin cambiar de empresa
La digitalización también ha traído consigo procesos de reskilling. Muchos profesionales han tenido que reinventarse, asumir nuevos roles y adquirir competencias completamente distintas. El aprendizaje ha sido la palanca de cambio. Hemos visto pasar por nuestras aulas —físicas o virtuales— vidas enteras que confiaban en nosotros para construir su nueva identidad profesional.
Hoy somos expertos en reskilling y upskilling, aunque hace años ni siquiera conocíamos esos términos. Pero los hemos vivido, liderado y gestionado. Y lo hemos hecho con una herramienta poderosa: la empatía. Porque detrás de cada proceso de cambio hay una persona que necesita ser acompañada, comprendida y motivada.
Medir para transformar: el impacto del aprendizaje
En este entorno complejo, medir el impacto del aprendizaje es más importante que nunca. Ya no basta con evaluar la satisfacción del participante. Hoy debemos ir más allá: ¿ha cambiado su comportamiento? ¿Ha mejorado su desempeño? ¿Se ha traducido en resultados de negocio?
Modelos como Kirkpatrick o Phillips nos ayudan a estructurar esta medición, pero lo esencial es tener una cultura de evaluación continua. El aprendizaje debe ser útil, aplicable y medible. Solo así podremos demostrar su valor estratégico.
Neurociencia aplicada: aprender con el cerebro en mente
La neurociencia ha revolucionado nuestra forma de entender cómo aprendemos. Sabemos que la atención es limitada, que la emoción potencia la memoria, que el aprendizaje espaciado es más eficaz que el intensivo.
Incorporar principios de neuroaprendizaje en el diseño formativo —como el storytelling, la gamificación o el aprendizaje activo— permite crear experiencias más efectivas y memorables. Aprender con el cerebro en mente no es una moda: es una necesidad.
Aprendizaje social: el poder de la comunidad
En entornos híbridos o remotos, el aprendizaje entre pares cobra más valor que nunca. Las comunidades de práctica, el mentoring inverso o las plataformas colaborativas permiten compartir conocimiento de forma orgánica y enriquecedora.
El aprendizaje social no solo transmite contenido: construye cultura. Fomenta la confianza, la colaboración y el sentido de pertenencia. Y en un sector como el financiero, donde la experiencia acumulada es oro, compartirla es clave.
Inclusión y diversidad: aprender para todos
Un enfoque inclusivo en formación es esencial. Adaptar contenidos a distintos estilos de aprendizaje, generaciones o capacidades no es solo justo: es inteligente.
Evitar sesgos en los materiales, garantizar accesibilidad y promover una cultura de aprendizaje inclusiva fortalece el compromiso y el rendimiento. El aprendizaje debe ser un puente, no una barrera.
Tendencias emergentes: el futuro ya está aquí
El aprendizaje corporativo está evolucionando a gran velocidad. Algunas tendencias que ya están marcando el futuro:
Microcredenciales y certificaciones digitales: permiten validar competencias específicas de forma ágil.
Aprendizaje personalizado con IA: itinerarios adaptativos según el perfil y desempeño del profesional.
Learning Analytics: uso de datos para mejorar la experiencia formativa y anticipar necesidades.
Experiencias inmersivas: realidad virtual, simulaciones, entornos gamificados.
Aprendizaje en el flujo de trabajo: integrar el aprendizaje en el día a día, sin interrumpir la productividad.
¿Qué está pasando en el aprendizaje corporativo?
La respuesta es clara: aprender nunca ha sido tan importante. La velocidad del cambio, la presión regulatoria y la irrupción tecnológica nos obligan a repensar el aprendizaje como un proceso estratégico. Y, paradójicamente, cuanto más rápido va todo, más despacio debemos vestirnos. Es decir, más tiempo debemos dedicar a diseñar planes estratégicos de formación que respondan a las necesidades del negocio y ayuden a las personas a hacer bien su trabajo, crecer y evolucionar.
Hoy, muchas carreras profesionales están en manos de los responsables de formación. Si no facilitamos la adquisición de nuevos conocimientos, corremos el riesgo de obsolescencia profesional. Igual que un ordenador necesita actualizarse, también lo necesita un profesional. De lo contrario, su rendimiento será inferior al de un compañero actualizado.
Además, el riesgo no es solo técnico, sino emocional. Un profesional que no entiende lo que ocurre a su alrededor, que no domina las nuevas herramientas o que no comprende los cambios estratégicos de su empresa, puede sentirse desconectado, inseguro o incluso prescindible. El aprendizaje continuo es también una herramienta de bienestar y de salud organizacional.
¿Qué se espera de los responsables de formación y desarrollo?
Se espera que lideremos el cambio, que innovemos, que garanticemos que los profesionales están preparados para ofrecer un servicio excelente. Se espera que seamos activistas del aprendizaje.
¿Podemos hacerlo solos? Sí. ¿Podemos apoyarnos en consultoras externas? También. Pero en el GREF lo hacemos en comunidad. Llevamos 52 años compartiendo experiencias, errores, dudas, éxitos y aprendizajes. Contamos con órganos de gobierno, patrocinadores y mesas de trabajo que nos permiten abordar juntos los grandes retos del sector.
En comunidad, todo es más fácil. Compartir miedos, errores, buenas prácticas y aprendizajes nos permite avanzar más rápido y con mayor seguridad. Y lo hacemos con un nivel de exigencia alto, porque los retos que hemos enfrentado en las últimas dos décadas han sido enormes.
Conclusión: el aprendizaje como gasolina del talento
Qué importante es, como managers y líderes que somos, saber responder a estas preguntas. Por eso abro debate, abro micro y me dispongo a escuchar otras opiniones. Estoy convencido de que aún tengo mucho por aprender y mucho por ver. Pero aprender, formar, enseñar, compartir… son la nueva gasolina de las empresas.
Y si hay un lugar donde todo esto se entiende, se comparte y se potencia, ese lugar es el GREF.
Porque en el GREF no estamos solos. Aprendemos en comunidad. Compartimos errores, miedos, dudas, buenas prácticas e integridad profesional. Nos apoyamos unos a otros para liderar el futuro del aprendizaje en nuestras organizaciones. Y lo hacemos con rigor, con generosidad y con visión.
Por eso llevamos más de 52 años construyendo juntos. Porque el aprendizaje, cuando se vive en comunidad, no solo transforma empresas: transforma personas.







