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Ex.27-1.
El verdadero factor decisivo será la habilidad de una empresa para desarrollar su cultura corporativa con el fin no sólo de aprovechar las tecnologías emergentes, sino también de abrazar las nuevas estrategias de negocio que impulsan esas tecnologías. En definitiva, su éxito dependerá de las personas. Así lo constata el informe Accenture Technology Vision 2016, uno de los artículos más reconocidos sobre tendencias en digitalización, que este año incluye una encuesta global a más de 3.100 directivos de TI y de negocio.
El ‘shock’ de la cultura digital: Lo digital está trayendo cambios sin precedentes. “Hay nuevas tecnologías y soluciones, más datos que nunca, sistemas nuevos y heredados entrelazados, un aumento de la colaboración (dentro y fuera de la empresa), nuevas alianzas, nuevas start up… Todo nuevo”, remarca Accenture Technology. Al mismo tiempo, en el mercado, los clientes digitales también están madurando. “Sus expectativas de servicio, velocidad y personalización, que han cambiado drásticamente, son sólo el principio”.
El auge de la Generación del Milenio (millennials) trae consigo no sólo un nuevo tipo de cliente, sino también una nueva clase de empleado, con unas perspectivas y aspiraciones muy diferentes. En paralelo, las omnipresentes tecnologías de colaboración están reconfigurando las reglas tradicionales del trabajo. Estos cambios no son graduales. De hecho, el cambio se ha convertido en la nueva realidad. El 86% de los directivos encuestados prevé que el ritmo del cambio tecnológico aumentará rápidamente o a una escala sin precedentes en el sector en los próximos tres años.
“Muchas empresas, afectadas por el impacto de la tecnología y los cambios que deben efectuar como respuesta, se encuentran temporalmente desbordadas ante la magnitud de las tareas que tienen por delante”. No obstante, una vez que hayan hecho una pausa para recobrar el aliento, deberán empezar a cambiar sus productos, sus modelos de negocio y todos los procesos que les dan soporte. Tendrán que desarrollar nuevas habilidades y deberán adoptar formas diferentes y más ágiles de trabajar en ecosistemas caracterizados por una colaboración más flexible.
En definitiva: las empresas ya no sirven a los clientes, sino que colaboran con ellos; no compiten con sus rivales, sino que se asocian con ellos; y no están limitadas por las fronteras del sector, sino que las ignoran. Y para que todo esto se haga realidad, es necesario invertir en las personas -en su desarrollo y en ayudarlas a adaptarse al cambio.
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