Cinco Días 23-12.
El Banco de España ha esperado hasta las últimas semanas del año para alinearse con las previsiones del Ejecutivo en cuanto a cómo cerrará la economía española este año y cómo evolucionará el que viene. Las estimaciones que remitió el Gobierno a la Comisión Europea preveían un crecimiento del 3,3% para este año y del 3,1% para el siguiente. Las del Banco de España, realizadas en septiembre, preveían avances del 3,1% y del 2,7%.
Esta mañana las ha revisado al alza y ha fijado unas estimaciones del 3,2% para este año y del 2,8% el que viene. Un incremento de una décima en ambos casos que el organismo dirigido por Luis María Linde justifica por una evolución de la actividad en el último trimestre del año “ligeramente más favorable” de lo anticipado en septiembre.
Para el próximo ejercicio, espera un comportamiento “dinámico” de la actividad, aunque su ritmo sería “algo inferior” al observado en trimestres recientes, como consecuencia de la moderación de algunos de los impulsos expansivos actualmente vigente. El motor de la economía española sigue siendo la demanda interna, que habría aportado las ocho décimas de crecimiento con las que habría cerrado la última parte del año. “La pujanza en el gasto de los hogares vendría explicada por el aumento de las rentas reales vinculado al proceso de creación de empleo y al abaratamiento del petróleo (por debajo de 36 dólares el barril). Además, las rentas de las familias también se han visto impulsadas por otros factores, tales como el adelantamiento en un semestre de la rebaja impositiva inicialmente prevista para enero de 2016 y la devolución de parte de la paga extra de los empleados públicos que se suprimió en diciembre de 2012”. La demanda interna crecerá un 3,6% este año, dos décimas más de lo previsto en septiembre, y un 3,1% en 2016, mientras que la externa restará cuatro y tres décimas, respectivamente, por el fuerte crecimiento de las importaciones.