Editorial de Cinco Días 26 y 27-09.
Un tablero dominado por un horizonte prolongado de bajos tipos de interés, en récord histórico en la zona euro –el 0,05% desde septiembre de 2014–, y un menguado volumen de negocio ha llevado a la banca a ajustar su oferta de productos con un claro objetivo: ampliar márgenes.
El sector ha optado por poner el foco de su estrategia comercial en captar clientes vinculados, con productos de rentabilidad escasa y crédito más barato. (cuenta nómina, fondos mixtos, hipotecas, guerra comercial en torno al cobro de comisiones por sacar dinero de los cajeros). La banca española, como en general el sector financiero en Europa, afronta un futuro que está plagado de incertidumbres, pero para el que cuenta con la solidez adquirida tras el largo proceso de saneamiento, capitalización y reestructuración que ha vivido en los últimos años.
Pese a ello, ese camino no ha sido recorrido en su totalidad y debe todavía consolidarse para construir un sector homogéneo en cuanto a fortaleza y capitalización y en el que no existan eslabones débiles, sino un conjunto de entidades dotadas de músculo y solvencia suficientes como para afrontarlas crisis futuras.