[et_pb_section][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_image admin_label=”Imagen” src=”http://gref.org/blog/wp-content/uploads/2015/12/mentoring.jpg” show_in_lightbox=”off” url_new_window=”off” animation=”left” sticky=”off” align=”left” force_fullwidth=”off” always_center_on_mobile=”on” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” /][et_pb_text admin_label=”Texto” background_layout=”light” text_orientation=”left” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid”]
Un articulo enviado por ATESORA, Asociado Corporativo del GREF.
El mentoring informal ha sido la forma más común y productiva de desarrollo de talento a lo largo de la historia de la humanidad. Ejemplos de la práctica del mentoring informal son observables hoy mismo en multitud de interacciones humanas relacionadas con la enseñanza o el aprendizaje en cualquiera de sus ámbitos de actuación. El desarrollo del mentoring formal tiene su origen en Estados Unidos hace tan sólo cuarenta años. En otros países, como el nuestro, su práctica comienza hace muy pocos años y, frecuentemente, fundamentada en paradigmas erróneos fuertemente arraigados, lo que ha generado resultados modestos cuando no claramente insuficientes. Estoy convencido de que durante los próximos años asistiremos a un crecimiento notorio del interés de las organizaciones en la adopción del mentoring formal como una de las disciplinas más efectivas en el desarrollo y retención del talento y, de rebote, en la atracción del mismo.
¿Cuáles son los dos retos críticos a los que se enfrentan hoy los profesionales responsables del desarrollo de talento?
La respuesta la puedes leer aquí
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