DEL MANAGEMENT A LA POLÍTICA
[et_pb_section][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_image admin_label=”Imagen” src=”http://gref.org/blog/wp-content/uploads/2015/10/santiago-alvarez-de-mon.jpg” show_in_lightbox=”off” url_new_window=”off” animation=”left” sticky=”off” align=”left” force_fullwidth=”off” always_center_on_mobile=”on” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” /][et_pb_text admin_label=”Texto”]
De un artículo de Santiago Álvarez de Mon en Expansión14-10.
La trayectoria de algunas personas es la fusión perfecta de talento, valores, compromiso y viaje contracorriente, desnortado, a trompicones, producto de un permanente sortearse a sí mismo. Entre contactos, favores, trabajo, atajos, perseverancia, sobreviven. A veces hasta te puedes forrar si eres listo y estás bien conectado. “Dirigir es dar quehacer a las gentes, colocar a cada uno en su quicio, ayudarles a realizar su mejor destino”, proponía ambicioso Ortega y Gasset. Facilitar ese acomodo tarea-persona, descubrimiento gratificante, es un reto del liderazgo.
En esa apasionante empresa la cultura de un país que apuesta por su capital humano debería superar el maniqueísmo esfera pública versus privada, y facilitar un tránsito de doble dirección para la explosión y florecimiento de sus mejores ciudadanos. Desgraciadamente en nuestro país la ley de incompatibilidades, lejos de fomentar y ordenar un tráfico fluido, lo entorpece gravemente. Necesitamos a los mejores en los puestos más relevantes, y sinceramente abruma ver tanto mediocre encumbrado a posiciones que le vienen muy grandes.
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