PROBLEMAS Y LIDERAZGO
Por Antonio Garrigues Walker en LA TERCERA de ABC. 13-6-21.
El buen liderazgo tiene que absorber una carga ética abundante porque entre sus efectos positivos importantes está la ejemplaridad, y hay que reconocer que son más frecuentes los líderes que venden y aconsejan pragmatismo s defensivos humillantes que los que exigen la grandeza de “mirar lejos”, como pedía Ortega y Gasset. Hay que recordar en este mismo sentido el verso del “Cantar del Mío Cid, cuando afirma “qué buen vasallo si tuviera un buen señor”. Merece la pena por todo lo anterior que investiguemos con valentía si España tiene o no un déficit de buenos liderazgos. Parece muy probable que la respuesta tenga que ser negativa. Tenemos pocos ejemplos a seguir y además unas estructuras de poder muy poco sofisticadas, muy rígidas y muy vulgares. Hay sin duda excepciones brillantes que, además de confirmar la regla, ponen de manifiesto que tenemos un inmenso potencial de crecimiento que desperdiciamos por falta de audacia, valentía, decisión y constancia: un dato al que se añaden la envidia, el miedo a fracasar y el propio tratamiento del fracaso, en donde se diluye la idea de la segunda oportunidad, que en los países anglosajones ha dado frutos excepcionales. Un fracaso bien asumido llega a ser un factor claramente positivo para contratar un directivo. No encontramos enlace.