¿PREPARADOS PARA CRECER? EL ROL DE LAS PERSONAS ANTE UN CAMBIO DE CICLO
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Un artículo de José Aguilar López, Socio Director de Mindvalue.
Los años de la Gran Recesión han exigido a los departamentos de Recursos Humanos meritorios esfuerzos de adaptación a ese nuevo entorno. El problema es que nos acostumbramos a todo, y la dinámica de esa época crea unas rutinas de las que –llegado el momento- hará falta desprenderse. La experiencia de los últimos meses muestra que algunos prefieren la estabilidad de la penuria antes que la incertidumbre del crecimiento.
Las rutinas observadas en diferentes organizaciones son las siguientes:
1.“Tengo una posición de dominio en mi mercado laboral”. El manejo de muchos procesos de Recursos Humanos ha estado marcado por este principio. Quien ha tenido el poder en este mercado ha sido la demanda. Eso ha llevado a aprovechar la posición dominante.
2. “Hay talento disponible”. En un país como España, en el que la tasa de desempleo supera el 24%, esta afirmación parece incuestionable. El número total de desempleados expresa un gigantesco drama social, pero no es un dato homogéneo. Puede ser que determinadas cualificaciones profesionales tarden años en encontrar su ubicación en el mercado de trabajo, y ocurre al mismo tiempo que algunas cualificaciones de alto valor añadido escasean.
3.“El talento que tengo no se va ni a tiros”. La rotación encubierta puede empezar a aflorar en un contexto laboral más dinámico, y algunas organizaciones empiezan a identificar este riesgo.
4.“Mi foco está sólo en los costes”. Con el cambio de ciclo, y en un contexto más competitivo, la cuestión no es sólo cuánto me cuesta la gente, sino también cuánto valor aportan. No es deseable que se rebaje la presión sobre los costes, ya que la austeridad es una forma de vida, no sólo una estrategia de supervivencia ante la escasez. Tal vez sea el momento de una focalización compensada en los costes y en la aportación de valor.
En definitiva, ha llegado el momento de que las empresas se hagan un poco más sexys, que recuperen la capacidad de seducción que han abandonado durante la recesión, y que desplieguen sus encantos para atraer un talento que, otra vez, volverá a ser escaso.
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