PERDER EN POLÍTICA
[et_pb_section][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_image admin_label=”Imagen” src=”http://gref.org/blog/wp-content/uploads/2015/10/santiago-alvarez-de-mon.jpg” show_in_lightbox=”off” url_new_window=”off” animation=”left” sticky=”off” align=”left” force_fullwidth=”off” always_center_on_mobile=”on” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” /][et_pb_text admin_label=”Texto”]
De un artículo de Santiago Álvarez de Mon en Expansión 6-1.
Recordando a Jorge Manrique, a un lado del río de la vida está la victoria, experiencia reconfortante, grata. Y al otro, la derrota, oculta, desequilibrante.
Nos preparan para la primera, y cuando la segunda se presenta amenaza arramplar con nuestras raíces.
El miedo a perder nos hace perder. De igual modo, difícil retener y enriquecer lo que no se está dispuesto a perder. “Nuestra energía sale de nuestra debilidad”, paradoja rescatada por R. W. Emerson.
Tocado fondo, aceptada la pérdida, sólo cabe levantarse, aprender y ascender hacia la siguiente cumbre. Mi reflexión anterior, aplicada al mundo de la política, al ejercicio del poder, arroja consecuencias devastadoras. En ninguna otra actividad humana se mantiene una relación tan alérgica con la derrota. Sorprendentemente, en política, nadie pierde. En las noches electorales escuchas a unos y otros candidatos y parece que todos han ganado. Sus palabras regatean la realidad dibujando un panorama que a fuer de ficticio provoca la perplejidad del observador más imparcial.
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]