ALERGIA AL FACTOR HUMANO
Por Santiago Álvarez de Mon, en Ex.1-3.
quien en relación con la tecnología como ayuda en la selección de personal, escribe: “Dicho esto, ¿dónde están los límites? ¿Vamos a abdicar en las máquinas las áreas más delicadas de las relaciones humanas? Si un profesional es humilde, honesto, curioso, volcado al emprendimiento, jugador de equipo, flexible, listo, ágil en la toma de decisiones, ¿nos lo va a decir una máquina? ¿En estas áreas soft vamos a dimitir de nuestra responsabilidad? ¿Son tan hard que nos dan miedo? Percibo con preocupación creciente una inflación de correos, de mensajes en todo tipo de dispositivos, de vídeos, no sólo entre los adolescentes, en detrimento del contacto humano, ahí donde una mirada, un timbre de voz, un silencio, un halo de complicidad o desconfianza se escapa al gran hermano tecnológico. Feliz de hablar de posibilidades de la inteligencia artificial, pero si no cultivamos la inteligencia humana, encargada de repensar las claves de una vida bien aprovechada, la indigestión tecnológica va a ser histórica. Al final del proceso humano de decidir, también una posible contratación, existe algo llamado olfato, intuición, sexto sentido, instinto, siempre escondido al calor o frío de una conversación o encuentro físico”.