EL LIBRO BLANCO DE LA EDUCACIÓN
[et_pb_section][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_image admin_label=”Imagen” src=”http://gref.org/blog/wp-content/uploads/2015/09/santiago-demon.png” show_in_lightbox=”off” url_new_window=”off” animation=”left” sticky=”off” align=”left” force_fullwidth=”off” always_center_on_mobile=”on” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid” /][et_pb_text admin_label=”Texto”]
De un artículo de Santiago Álvarez de Mon en Expansión 11-11.
No hay futuro sin educación. Un contrato de trabajo, un estimulante desarrollo profesional, una vida bien aprovechada, unas relaciones armoniosas, hasta el triunfo democrático en las urnas, como bien saben los más espabilados, dependen en gran manera de la experiencia formativa de las aulas. La calidad del sistema educativo de un país es la mejor garantía de su porvenir.
Por eso celebro sinceramente el encargo del Ministerio de Educación al Profesor José Antonio Marina, de elaborar el Libro blanco de la profesión docente. En un artículo en El Mundo, El libro de los malentendidos, Marina salía al paso de las primeras críticas. Tres apartados me interesan.
-Primero, selección. Se impone un MIR docente que permita atraer e identificar a personas brillantes y comprometidas.
-Segundo, tajante negativa de los garantes de la ortodoxia a que los profesores sean evaluados. Excepcionalmente cita como ejemplo el IESE: Desde su fundación en 1958, en todos sus programas, la opinión de los participantes –alumnos del máster, empresarios, directivos, profesionales liberales– es recabada.
Tercero, rechazo frontal a que como entrenamiento los docentes puedan ser grabados en clase, cuando en realidad es un método de aprendizaje que fomenta el realismo y la humildad ¿Ese soy yo?. ¡Caray, qué vergüenza!. Multitud de propuestas de mejora afloran con la simple observación. También cuando un colega se toma la molestia de acompañarte en clase y te da su opinión sincera. Multitud de propuestas de mejora afloran con la simple observación.
“Una sociedad que no honra a sus maestros es una sociedad fallida”. La nuestra. Unos por acción, otros por omisión, hemos parido una sociedad inculta y quejica, lastrando el nivel educativo del país. Suerte y ánimo para el profesor Marina y su equipo de colaboradores. Su trabajo va a la raíz de nuestros problemas de convivencia.
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