RESPONSABILIDAD ANTE LA INCERTIDUMBRE
EDITORIAL DE EXPANSIÓN, 26-7.
Pedro Sánchez ha visto frustrada su investidura al no ceder a las pretensiones de Pablo Iglesias. La exigencia de Podemos de hacer valer sus 42 escaños para prácticamente constituir un Ejecutivo en la sombra dentro del propio Gobierno era un precio desorbitado y hay que celebrar que el líder del PSOE se haya mantenido firme ante lo que era el asalto del populismo al poder. Había dos razones que avalaban la posición de Sánchez. La primera, el hecho de que no haya ninguna otra alternativa en el horizonte que le pueda hacer sombra. La segunda es que el líder del PSOE tenía mucho que perder y poco que ganar dando entrada a Podemos en el Gabinete y por eso había trazado una serie de líneas rojas infranqueables.
El viaje al centro. Con la economía a su favor, con su figura creciendo en Europa y con la derecha dividida y cediéndole el centro, la incorporación de Podemos al Gobierno podía frustrar el viaje a la moderación que Pedro Sánchez había trazado desde que ganó las elecciones. Un viaje que escenificó hasta casi el último momento, retrasando la negociación con Podemos mientras esperaba el apoyo de Ciudadanos. Un apoyo que, además de conformar una mayoría absoluta, era fuertemente demandado por amplios sectores de la sociedad y por organismos internacionales. Ese apoyo no llegó. Hay tiempo hasta septiembre para seguir negociando, pero cobra cada vez más fuerza la posibilidad de nuevas elecciones en noviembre.
Sigue en el enlace: