SIN FORMACIÓN NO HAY CAMBIO
Por Mónica Guardado, Directora General de AFI. Empresa global. Edición 202. Abril 2020.
El número de desempleados en España, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal, ascendía en febrero de 2020 a 3.246.047, de los cuáles el 58,4% son mujeres. Si tenemos en cuenta la distribución de desempleados por tramos de edad, vemos que en el de 30 a 44 años, además de acumular un tercio del total, es en el que el peso de las mujeres aumenta, representando el 61,7% del total. Un tramo de edad en el que las mujeres deberíamos estar contribuyendo de forma significativa a los ingresos de la unidad familiar. Pues bien, dichas tasas de paro son extremadamente sensibles al nivel de estudios, a la luz de los datos del INE correspondientes a diciembre de 2019: entre las mujeres españolas de entre 20 y 44 años con estudios superiores, solo un 8,90% se encuentra en situación de desempleo. Si además tenemos en cuenta, a la luz de los estudios elaborados por la iniciativa ClosinGap, que muchas mujeres en ese tramo de edad dejan su trabajo por la falta de corresponsabilidad familiar, presión social y casos de discriminación de algunos sectores, sin duda podríamos hablar de tasas de empleo femenino más cercanas a los países más desarrollados. Otro estudio publicado recientemente por Randstad para el mercado español afirma que el 90% de las mujeres con estudios superiores, independientemente de la edad, se encuentran trabajando.
Por todo ello, se hace fundamental seguir concienciando a la sociedad y especialmente a las mujeres, que son las más desfavorecidas en el empleo, de la necesidad de una adecuada formación.Medidas públicas y privadas encaminadas a impulsar la formación de las niñas, las jóvenes, las mujeres adultas, son absolutamente necesarias para impulsar un crecimiento económico en igualdad.