A LA INTEMPERIE
Editorial de El País. 21-5-2020.
Un Ejecutivo de coalición no puede ser el cuadrilátero político donde dirimir mediante golpes de efecto las disputas entre socios. El Gobierno no puede seguir basando su estrategia en cerrar filas contra esa oposición montaraz para excusarse de lo que no hace y debería haber hecho, que era buscar un acuerdo parlamentario acorde a la magnitud de los desafíos. Si no con la esperanza de lograrlo, vista la irascibilidad de los discursos, sí con la determinación de cerrar los flancos evidentes de una acción política en minoría y de una coalición que es una mera yuxtaposición de partidos mal avenidos. En lugar de ello, los flancos se han agrandado a raíz de este episodio, puesto que ha quedado en evidencia una fractura sin precedentes entre el vicepresidente Iglesias y el resto del Gobierno, incluidos algunos ministros procedentes de Unidas Podemos. Un Ejecutivo de coalición no puede ser el cuadrilátero político donde dirimir mediante golpes de efecto las disputas entre socios. Mucho menos bajo un estado de alarma prorrogado durante meses y con una amenaza sanitaria sin conjurar, tras la que, además, se avecina una crisis económica sin precedentes. En otras circunstancias, tal vez el Gobierno podría minimizar el coste político con una explicación de lo sucedido. Pero esta vez las cosas han ido demasiado lejos, y la única manera en la que podría contener la hemorragia política provocada por el acuerdo sobre la reforma laboral en un contexto impropio y con un socio inadecuado es depurando.