OLIU, EL BANQUERO QUE CAMBIÓ SABADELL
Expansión. 29-7. DIRECTIVOS EN VERANO.
Josep Oliu ha visto cómo sus accionistas de referencia iban cambiando mientras él permanecía. La Caixa vendió su participación y el portugués BCP también. A ellos les sustituyeron un grupo de empresarios catalanes (Lara, Andic, Colonques, Folch-Rusiñol, el propio Oliu…), grupo que se ha ido diluyendo en el tiempo y que ha sido sustituido por inversores institucionales y latinoamericanos, como Jaime Gilinski y David Martínez, que hoy son, de lejos, los mayores accionistas del banco. Oliu es una persona que escucha y a quien le gusta pedir opinión a quienes merecen su confianza. Puede parecer influenciable, señalan personas de su entorno, pero solo en cuestiones en que puede serlo.
La estrategia la diseña él después de valorar las distintas opiniones recabadas; “su experiencia y criterio propio le permiten añadir algo cualitativo a todo ello”. Quienes le conocen señalan que es una persona reflexiva y que se toma su tiempo antes de decidir, aunque puede parecer impulsivo y que reacciona rápido. Una de sus características es que sabe anticiparse a los acontecimientos y su decisión de ir sumando entidades para garantizar su independencia parece haberle dado buenos resultados, al menos hasta ahora. Supo ver la profundidad de la crisis, vendiendo en 2006 la inmobiliaria del grupo y poniendo en valor la actividad aseguradora del banco al alcanzar un acuerdo con Zurich. La compra de la CAM en la subasta supuso un salto significativo para la entidad.