EL TIEMPO ENTRE DOS AÑOS (UNA REFLEXIÓN ANTE EL AÑO QUE EMPIEZA Y EL QUE TERMINA)
Un artículo de Santiago Álvarez de Mon en Ex.30-12.
En estas fechas que se prestan a hacer una pausa para reflexionar sobre la dirección de nuestra existencia, la mente humana se debate entre mirar por el espejo retrovisor y hacer examen del año que se larga o imaginar cómo será el que despunta en el horizonte. El instinto me sugiere empezar por el pasado: ¿Cuáles han sido los acontecimientos más relevantes? ¿Algún ser querido –amigo, familiar, compañero de trabajo…– fallecido? ¿Pensamientos, sentimientos, que despierta su muerte? ¿Cuáles son las personas más importantes? ¿Qué tiempo les he dedicado? En el plano laboral, ¿cómo ha discurrido nuestra carrera? ¿Balance general del 2016? ¿Estado de logros y daños? ¿Sensación de plenitud, de paz y confianza, o predominan los reproches más o menos larvados? ¿Cómo pinta el futuro? ¿Cómo se vislumbra este 2017 que amanece tímidamente? ¿Personas de nuestro entorno que más nos preocupan? ¿Planes personales y familiares que acometer? ¿Cuáles son los objetivos para 2017? ¿Cuáles son los planes que quisiera ver cumplidos? ¿Qué es lo que me mueve cada mañana? ¿Cuáles son mis sueños auténticos, mis aspiraciones más personales y definitorias? Soltemos entonces un pasado sin añoranzas ni rencor, y no intentemos cazar un futuro que en nuestro intento por apresarlo transforma la incertidumbre en ansiedad.