JOSÉ ANTONIO MARINA
En Executive Excellence, Newsletter. 2-9.
F. A.: Vd. da charlas y conferencias a directivos y empresarios. ¿Cuáles son sus principales aportaciones al management?
J. A. M.: Mi área de trabajo fundamental ha sido y es la inteligencia. Primero, estudié cómo funciona la inteligencia cuando crea cosas; luego, cómo gestiona sentimientos, porque no somos inteligencias puras sino también emocionales. Y más tarde empecé a analizar los fenómenos que se producen cuando las inteligencias interactúan. Son las inteligencias de las asociaciones y los grupos. A veces esas asociaciones suponen una mejora y otras no. Estas asociaciones comenzaron a interesar mucho al mundo empresarial. En los próximos años, creo que lo más interesante en el mundo del management va a tener que ver con las “organizaciones inteligentes”. Una teoría de la empresa sustentada en la inteligencia se basa, en primer lugar, en su capacidad de percibir los problemas; en segundo término, en movilizar todo el talento que hay dentro de la empresa; y en tercer lugar, en saber llevarlo a la práctica. Y esto es lo que necesita la empresa para sobrevivir en un mundo de competencia globalizada. Hemos pasado de la economía de escala a la economía de la celeridad. Todo tiene que ser diseñado y producido en un espacio muy breve porque todo tiene una vida muy reducida y hay que estar renovándose permanentemente. Las empresas están muy preocupadas: cómo consigo configurarme para conseguirlo. Este es un modelo aplicable en cuyo diseño influye el tipo de inteligencia de los componentes, cómo se transmite la información dentro de la empresa, cómo se articulan los sistemas de reconocimiento y recompensa o el coeficiente de tolerancia al error. Las empresas que no toleran el error nunca son creativas porque nadie arriesga. En este sentido, el clima que hay dentro de la organización es muy importante: hay climas afectivos que propician la creatividad y otros que la reprimen. También hace falta un gran liderazgo que además debe ser versátil: cada situación requiere un tipo de liderazgo diferente. En entornos de inestabilidad, la fórmula será el “ordeno y mando”, y en entornos más tranquilos el empowerment tiene más sentido. El gran reto de este management intelectual está en cómo establecer relaciones que fomenten la creatividad, la estimulación, la satisfacción…