NAVIDAD, TIEMPO DE ESPERANZA
Un artículo de Santiago Álvarez de Mon
Expansión.23-12.
Atrapado entre la perplejidad, la vulnerabilidad, la tristeza, la indignación, (se refiere a los últimos actos terroristas) sentimientos complementarios se agolpan en la mente y en el corazón, decido seguir en compañía del referido escritor polaco. “Vislumbro la extraordinariamente paciente y constante labor del bien, que incluso en este siglo, en general tan cruel, no quedó del todo aniquilado. ¡El bien también existe!, no sólo el mal y el diablo y la estupidez. El mal es más enérgico, puede actuar como un relámpago; al bien, en cambio, le gusta, desconcertantemente extraño, demorarse”. Pese al sufrimiento y tristeza ocasionados por la tragedia, son días para el optimismo, la alegría y la ilusión. La Navidad es un tiempo ideal para reencontrarnos con nuestro pasado –de inequívoca y profunda raíz cristiana, aunque la intenten extirpar los tontos–, único modo de imaginar un futuro mejor. Es un tiempo para el asombro, la intimidad personal, el recuerdo y gratitud hacia los que nos dejaron, para descubrir al hermano en el prójimo, para entender el mensaje radical del amor, para cultivar ese bien oculto que tarde o temprano aflora en nuestra convivencia.