TODOS SOMOS LISTOS…Y TORPES
Por Santiago Álvarez de Mon. Ex. 31-1-2020.
Son desempeños bien diferentes crear un negocio, generar riqueza, puestos de trabajo, tomar decisiones estratégicas con agilidad y sentido de la responsabilidad que destacar en el ámbito de la política suscitando consensos, arbitrando conflictos, alcanzando acuerdos con la oposición a base de paciencia y flexibilidad. Los ritmos no son extrapolables, de ahí que más de una vez veamos a profesionales distinguidos naufragar en el ámbito público. No es igual ser un vendedor nato, con una simpatía desbordante, capaz de seducir al cliente desde la empatía, que diseñar el plan estratégico de la empresa a tres o cinco años vista. No son sinónimos ser un ingeniero que domina las operaciones con rigor, garantizando calidad de servicio, con tener una visión a largo plazo, con ser el arquitecto intelectual y moral de una cultura corporativa comprometida con la excelencia humana. Conclusión: Todos somos inteligentes para ciertos oficios y actividades, y especialmente torpes para otros. Clave para nuestra productividad, salud mental y felicidad, descubrir cuál es el traje que mejor nos sienta para cada momento del viaje.