INTELIGENCIA CONTEXTUAL: SI NO ESCUCHAS CON EL CORAZÓN, NO DIRIGES CON LA CABEZA
Por Enrique Sueiro. Ejecutivos, febrero 2019.
Me inspira esta reflexión la relectura de El Principito, pequeño libro para mayores que viene a decir que las cosas importantes solo se ven con los ojos del corazón. Vista y oído habitan un mundo de sentidos que me gusta armonizar con sendas sensibilidades: escuchar con vista, hablar con tacto, decidir con olfato, observar con oído y elegir con gusto. Salta al oído que una forma de escuchar es leer. Bien seleccionado lo que escuchamos o leemos, es una vía fecunda de aprender y crecer. No es casual que “inteligencia” proceda del latín intus-legere (leer dentro) ni extraña que hoy se lea tan poco. Glosando el origen etimológico, cabe constatar que si algo está dentro, no se ve desde fuera; y si no se emite, no se percibe. Con base en estas premisas, resultaría falaz concluir que no existe. Algo así debió de pensar Peter Drucker, cuando identificaba la habilidad de comunicación entre las esenciales tareas directivas y, como consecuencia, abogaba por escuchar lo que los empleados no dicen. Soy muy consciente de que esto supone una sutileza profesional difícilmente alcanzable por ciertos jefes que ni si quiera prestan atención a lo que sus colaboradores sí dicen.
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