¿MERECE LA PENA LA LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO?
Por Montse Mateos. E&E 9-11.
Hacer lo justo para cumplir estrictamente con sus tareas es la técnica de la que presumen muchos profesionales para permanecer en el puesto. Muestran indiferencia si se les ofrece un ascenso y dicen `no´ ante una nueva responsabilidad ¿Es la mejor estrategia para el éxito? “Por lo que me pagan…”. Ni agradecido ni pagado”. Seguro que en alguna ocasión estas frases han llegado a sus oídos o han salido de su boca. La ley del mínimo esfuerzo es sagrada para muchos profesionales que tienen la habilidad de utilizar los mínimos recursos para conseguir, en el mejor de los casos, el resultado esperado, porque la mayoría de las ocasiones hacer su horario es su prioridad. Son cumplidores, por eso nadie les puede echar en cara, salvo su falta de motivación. Hay quien piensa que los que hacen lo justo tienen una coraza que les protege contra despidos. Elena Alfarodiscrepa al asegurar que en su opinión, “la vida no tiene sentido sin ilusión. No concibo estar en un puesto de trabajo sin motivación para ello. Las empresas deberían identificar este tipo de actitudes intrínsecas en los procesos de selección antes de la contratación. El objetivo sería evitarlas”.Resulta fundamental que exista una cultura meritocrática que mida y reconozca la aportación. El trabajo – dice Jesús Alcoba – no es nada estático ni por supuesto un fenómeno unilateral, cuando más das, más te da”.