EL LIDERAZGO DEL PAPA
De un artículo de Santiago Álvarez de Mon
Ex 30-09.
“Es mejor conformarse con otras verdades más modestas y menos entusiasmantes, las que se conquistan con mucho trabajo, poco a poco y sin atajos por el estudio, la discusión y el razonamiento, verdades que pueden ser demostradas y verificadas.”
Importante apelación de Primo Levi al saber, al diálogo, a la paciencia, a los matices, en detrimento de las pócimas milagrosas, de los atajos, de las prisas, que venden los demagogos.
¿Cuál es la frontera que separa al Papa de meros profesionales del poder?. La pista a seguir tiene que ver con la calidad de la conversación propuesta. Frente a un maniqueísmo reduccionista y agresivo – nosotros contra ellos, los buenos y los malos – la noble aspiración de que nadie se quede fuera, todos son convocados. Frente a señas de identidad excluyentes, una mentalidad abierta y cosmopolita que abraza la diversidad cultural de un mundo global como un valor per se. Frente a la incontinencia verbal, reflexión, pausa y claridad.
A diferencia de otros líderes, el Papa invita al diálogo, al encuentro con el otro, este no es un adversario a eliminar o insultar. En la prioridad de su agenda me exige enfrentarme a los grandes problemas de nuestro tiempo –el paro, la inmigración, la pobreza, la injusticia, el medio ambiente, el desarrollo de la ciencia, la educación, la corrupción, la familia humana–, en lugar de perderme en cuestiones superfluas.