EL 2016 ECONÓMICO
Por Pedro del Pozo Vallejo. Departamento de Inversiones de la Mutualidad de la Abogacía.
Con el comienzo de año, son muchas las incertidumbres que surgen en el horizonte económico. Nadie dijo que fuera fácil, pero lo cierto es que este 2016 parece incluso más nebuloso que los últimos ejercicios vividos, lo que ya es decir.
Y España… Mientras tanto, en España, el ciclo económico, sin duda favorable y en buena medida más positivo que la media de los países europeos, muestra una cierta inercia que permite, en conjunto, establecer una visión favorable para el año en curso. No obstante, las bases de nuestra economía siguen siendo muy frágiles: el desempleo se mantiene alto y supone un elevado costo para el país y una ausencia de ingresos fiscales notable, que solo el crecimiento y el mayor empleo pueden corregir.
Y, por encima de todo, está la deuda: con un endeudamiento público de 100% sobre el PIB, la capacidad de maniobra en políticas de gasto expansivas es literalmente cero. Más bien al contrario, el compromiso con nuestros socios europeos, de quien en última instancia podría depender nuestra financiación, es reducir el déficit por debajo del 3 % a finales del año en curso. Ello requiere determinación política clara. Mantener la estabilidad de nuestra deuda es posible, siempre que el déficit se mantenga contenido, los costes de financiación no suban (la famosa prima de riesgo) y el crecimiento sea, al menos, razonable. Si además apareciera algo de inflación, sería de gran ayuda, aunque parece poco probable asistir a subidas importantes de precios. El resultado de las elecciones del pasado 20 de diciembre establece un marco de inestabilidad importante, cuya superación necesita de la colaboración de grupos políticos, hasta ahora impermeables a casi todo tipo de comunicación mutua. Es necesario que estos acuerdos lleguen y sean claramente transmitidos a los mercados y a nuestros socios europeos, en particular al BCE garante último de nuestra deuda por la vía de la compra directa de bonos públicos. De lo contrario, la inestabilidad puede empujar a nuestra prima de riesgo al alza y, con ello, a ponernos de nuevo en situación incómoda para acceder a la financiación de nuestros gastos.
Por ello, cualquier gobierno que se conforme debe prestar especial atención a la estabilidad presupuestaria. Con las reformas emprendidas y el clima económico favorable, el empleo debería mantener una senda favorable. Si es así, y en condiciones normales, 2016 no solo no tiene por qué ser un mal año, sino que, por el contrario, puede marcar el inicio de un periodo más próspero para particulares y empresas que los ejercicios anteriores.