¡HORROR, ME HAN ASCENDIDO!
El País Negocios. 10-4
El miedo a la responsabilidad y a no estar a la altura atenaza a muchos nuevos jefes. Ceferí Soler, profesor del departamento de Dirección de Personas y Organización de ESADE, afirma que es un error extendido “pensar que un buen experto será, por el mero hecho de serlo, también un buen jefe. Pero dirigir es algo muy distinto y las empresas no suelen preparar a sus empleados para ese reto”.
Un problema que es más acusado en perfiles técnicos, en los que se acostumbra a primar los conocimientos y la especialización sobre la capacidad para dirigir equipos. Soler reclama que desde las organizaciones se invierta más recursos y se imparta más formación para que sus mejores jóvenes puedan asumir ese liderazgo. De lo contrario, advierte, “habremos convertido a un gran experto en un mediocre supervisor”. Esa falta de preparación es la razón por la cual muchos profesionales viven su ascenso no como la oportunidad laboral que representa, sino como una fuente de estrés y un motivo de infelicidad en el trabajo.
La incapacidad para delegar es uno de los defectos más comunes en los jefes novatos. Inseguridad, ganas de demostrar o la falta de costumbre pueden estar detrás de esta carencia. Ortiz de Zárate recuerda que “para subir, antes hay que soltar. Soltar conocimiento técnico y control, y aprender a confiar en que otras personas serán capaces de hacer lo mismo que hacías tú antes, pero a su manera, no a la tuya”. Otra de las fobias habituales de los recién promocionados viene provocada por el vértigo de pasar a dirigir a los que hasta hace muy poco tiempo eran sus iguales. Javier Ontiveros opina que la clave está en “mostrar una actitud humilde y de servicio hacia el equipo. Y en utilizar el ejemplo, la coherencia, la confianza y la transparencia como moneda de cambio”.