EGV NEWS: MI JEFE NI ME QUIERE NI ME ESCUCHA
Por Emilio Gutierrez, Socio director
Ante un jefe con esa actitud la estrategia a seguir es la siguiente:
1. Identifica claramente el estilo de comunicación dominante de tu jefe para saber si se centra más en las emociones, en los detalles o, como es de esperar, en la mayoría de los casos, se centra más en los objetivos.
2. Intenta evitar inicios del mensaje del tipo ¿tendrías un momento?, ¿te va bien que te cuente un tema?, etc, que son de fácil rechazo y sustitúyelos, por ejemplo, por otros a modo de “Tengo un tema importante que comentarte“, “Estoy preocupado por el nivel de …“, etc, que te van a situar, desde el inicio, dentro del mensaje a transmitir.
3. Cuando te dirijas a tu jefe, dale como cebo un mensaje inicial que sea cuantificable, lo más analítico posible y, sobre todo, que represente un beneficio o aspecto favorable para él.
4. No le plantees problemas sin soluciones aunque sepas que éstas no serán ni las mejores ni las únicas ni las definitivas y, además, esas soluciones propónselas como partes de la pregunta.
5. Inicia siempre tu mensaje con algo referido al negocio o a la actividad que desarrollas y el posible impacto de lo que comentas en los resultados esperados, porque si tu mensaje comienza con algo que no está relacionado con la actividad, desconectará su aparato de entender y comprender, dejando, incluso, de escucharte.
6. Desarrolla una estructura de mensaje clara, coherente y orientada a lo que quieras conseguir porque un mensaje que no pretende nada en concreto es muy complicado que tenga retorno por parte de tu interlocutor, de tu jefe, que te puede responder con un …y qué. Al contrario, evita quererlo sorprender con conceptos muy técnicos y ve de lo general a lo particular.
7. No le pongas fácil que se rebote contra lo que le comentas, ofreciéndole lagunas en tu planteamiento o dudas sobre el tema cuando se interese por lo que le dices.
8. Si consigues su atención y logras que te haga una pregunta al respecto, sé concreto en la respuesta
9. Si te interrumpe mientras expones el tema, déjale hablar y aprovecha cuando coja aire o termine su interrupción para replantear tu tema y, si no te lo permite, no le compliques la vida y espera un momento mejor para continuar.
10. Investiga cuál puede ser el mejor momento para ello que no siempre tiene por qué coincidir con aquel en el que se encuentra en su despacho. Hay que tener claro para qué hemos sido contratados y que se espera de nosotros.