EL EXAMEN DEL CORONAVIRUS
Por SANTIAGO ÁLVAREZ DE MON. Ex.12-3-2020.
Sin entrar en profundidad en el delicado problema sanitario –confío en la competencia técnica y en la ética profesional de los expertos–, esperando que la crisis se resuelva relativamente pronto, esbozo algunas reflexiones que el fenómeno del coronavirus me inspira. La primera, y muy obvia, es que el planeta es una realidad cada vez más frágil e interdependiente; nada nos es ajeno. En un plano más personal, al margen de la organización de cada familia (mayores, niños… menudo follón), ¿vamos a estar a la altura de las circunstancias y reaccionar con prudencia y sensatez, conscientes de la entidad de la pandemia, o se van a apoderar de nosotros el pánico y la aprensión, unas actitudes fantasmales que por sí mismas agravan la situación? En el ámbito laboral, animales de costumbres, movidos por inercias cronificadas, trabajamos en modo automático. ¿Cómo vamos a actuar con una agenda por delante donde reuniones, viajes, almuerzos … van a ser cancelados sine die? ¿Cómo vamos a gestionar espacios en blanco, holguras inéditas en horarios estirados al máximo? ¿Vamos a sacar provecho de una forma alternativa de trabajo –la revolución digital brinda un arsenal variado de oportunidades y herramientas de comunicación y aprendizaje–, o se nos va a atragantar la mayor autonomía individual? A mayor flexibilidad, libertad de entradas y salidas, teletrabajo, curro en casa, ¿vamos a responder con disciplina, madurez y sentido de la responsabilidad, superando la cultura obsoleta del presentismo, o se nos vendrá el mundo encima? ¿Podremos vivir sin tanta reunión estéril, mal programada y peor gestionada? ¿Liberaremos tiempo para pensar con calma y en silencio, observar tendencias y hábitos nuevos, analizar problemas complejos, luego toca actuar con diligencia, o seguiremos patrones de conducta que se revelan a menudo improductivos y contraproducentes? Seres sociales, también trabajando, la soledad puede ser desequilibrante; la libertad, mareante. Hasta una oportunidad maravillosa, más tiempo en casa con nuestros seres queridos, mal gestionada se puede volver en contra. Él y ella trabajando, los chicos entre deberes y juegos, puede ser un escenario ideal para convivir, disfrutar y madurar, o una jungla ingobernable y estresante.