JOSEP Mª JORDÁ, Director General de la Fundación CEDE, en EE
Isidro Fainé, presidente de la Fundación, manifestaba reiteradamente algo que echaba en falta en la formación del directivo, donde prioritariamente se enseña a gestionar, pero no a ejercer un liderazgo responsable, plagado de sensibilidades endógenas y de otras en relación con el entorno. Echaba de menos el análisis, en aquel momento, de determinadas actuaciones en el mundo empresarial que nos habían llevado a la situación de crisis: el egoísmo, el afán de poder, etc.
Cuando creamos la Fundación CEDE, teníamos el convencimiento –como así rezan sus estatutos– de que íbamos a colaborar en la formación integral del directivo que fuese complementaria a la existente, porque la calidad de las escuelas de negocio en nuestro país es de primer nivel. Dado que el presidente había trasladado sus inquietudes en distintas ocasiones a escuelas de negocios sin encontrar una respuesta clara, decidimos crearla nosotros.
Nuestra prioridad era distinguirnos de los modelos trazados por las escuelas de negocios, en las que muchos de los alumnos han realizado algún curso o programa sobre liderazgo, y ofrecer una alternativa diferencial para esta transformación del líder en unos aspectos muy sensibles que no habían tratado ni en sus carreras universitarias ni en las escuelas. Nuestro programa es, por definición, duro en cuanto a agenda, porque un curso de 7:30h a 23:30h, con muy pocas horas de descanso, lo es; pero también tratamos más allá del equilibrio físico, el cuidado personal, la alimentación, la gestión del estrés… La agenda es muy intensa y concentrada –y al final es en este único punto donde los alumnos nos han “castigado” en la valoración–, pero hay que aprovechar al máximo el privilegio de estar una semana “aislados” del quehacer habitual por el que las empresas pagan. Lo que más satisfacción me produce es, indudablemente, la respuesta y la opinión de los alumnos.
Nos dicen que esta ha sido la mejor experiencia formativa de su vida profesional.