LA CONVIVENCIA GENERACIONAL ¿BENEFICIA A LA EMPRESA?
Informe del Observatorio Generación & Talento en colaboración con ICAI-ICADE.
ABCEMPRESA 11-12.
Informe del Observatorio Generación & Talento en colaboración con ICAI-ICADE. El estudio delimita los “baby boomers” entre los 46 y 60 años. Muchos de ellos ocupan cargos directivos, pero no pocos están siendo apartados hacia una prejubilación anticipada. Se autodefinen como personas con experiencia, responsabilidad, adaptables… Y ¿qué les preocupa? Su empleabilidad, porque la crisis ha expulsado a muchos de ellos del mercado en el mejor momento profesional, pese a que con ellos salían por la puerta el talento y la experiencia acumulada durante años. La generación “X”, entre los 35 y 45 años. Le inquieta un mundo ‘efímero’, todo va muy rápido y si te quedas quieto “vas hacia atrás”. Las empresas los ven como una generación puente, que se caracteriza por su sentido común y un cierto exceso de responsabilidad. La generación “Y”, la componen quienes hoy tienen entre 24 y 34 años. Se autodefinen como orientados al reto, muy cualificados, sin miedo, “nos cuesta profundizar”, adaptable, globales, interconectados… Necesitan empatizar con el proyecto. No les importa tanto la dimensión de la empresa como que el proyecto profesional les apasiones. La innovación forma parte de su ADN. La generación “Z”, formada por quienes no tienen más de 23 años. Han visto cómo sus predecesores acumulaban títulos universitarios para permanecer en las listas del paro o acceder a trabajos de baja cualificación. ¿Cómo de definen? Trabajo en equipo, dispuestos a todo para abrirse paso, aventureros, impacientes… Y ¿qué les preocupa? Su primer empleo. Esta realidad intergeneracional, ¿enriquece o es fuente de conflictos? En opinión del Profesor Labrador, que ha pilotado el estudio, “depende de cómo se gestione”. Si se hace bien surgen ideas más creativas. Además, la presencia intergeneracional está también en los clientes y nos podemos adaptar mejor a ellos. Cuando se gestiona mal, sí pueden surgir conflictos. El peligro radica en arrinconar a los más veteranos ante “la sospecha simplista” de que no se van a adaptar. Un error porque todo el mundo acaba aprendiendo.