LAS DOS CARAS DEL CONFLICTO
Por Santiago Álvarez de Mon. Ex. 12-11-21.
La incertidumbre, la crisis, el conflicto se instalan de modo cotidiano venciendo la partida a una seguridad inalcanzable, añorada. ¿Alternativa? Mirar el conflicto con confianza. Pasos recomendables a dar: Primero, salir de la escena del “crimen”, ganar perspectiva y distancia, observar el problema suscitado como si no fuera con nosotros. De actores acelerados, a la defensiva, agresivos, nos transformamos en espectadores serenos, ecuánimes. No es fácil ejercitarse en esa gimnasia mental, pero merece la pena. Segundo, trazar las líneas rojas, los valores que no se está dispuesto a traicionar, los principios que no pueden ser objeto de negociación. Flexibilidad y profundidad. Tercero, mirar el conflicto desde la otra orilla, hacer un ejercicio sublime de empatía. Ver el paisaje con los ojos de la otra parte, caminar con sus zapatos. La película es distinta. Cuarto, dejar a un lado los egos, versión menor, asustadiza, insegura, de cada “contrincante”. Desde una visión narcisista, desde el ombligo, sólo se piensa en términos de poder, estatus, orgullo. Superar esa tentación y convocar nuestro mejor yo, seguro, confiado, humilde, capaz de pensar, sentir y actuar a lo grande. Quinto, recordar el sentido último de lo que hacemos, el propósito que nos anima, imaginar y profundizar en las causas más nobles, participar de proyectos ilusionantes que requieren de todos. La idea de servir al bien común, de liderar desde el ejemplo, se instala como criterio último de actuación.