LOS ESTUDIANTES DEL FUTURO
Un artículo de Santiago Íñiguez de Onzoño, Presidente del IE Uniersity y Decano del IE Business School.
Se estima que cada año aumentamos en tres meses nuestra longevidad. Teniendo por delante una existencia potencialmente larga, las universidades tienen un desafío en los próximos años para aprovechar el potencial de la formación continuada. Como decía la máxima escrita en el templo de Apolo en Delfos, en la etapa senior es importante haberse conocido a uno mismo, al menos relativamente. Sin embargo, explicaba Peter Drucker, “poca gente tiene una idea acertada de cuáles son sus fortalezas y sus debilidades”.
El ejercicio de las introspección, la búsqueda del feedback por parte de colegas o mentores y el consejo de los amigos son de gran ayuda. Cada vez son más los programas de mentores inversos, dónde los más jóvenes aleccionan a los mayores sobre nuevas tendencias. Sin duda, la educación y la formación siguen siendo importantes en las etapas profesionales maduras. Varios informes demuestran que el estudio, y en general la asistencia a programas educativos donde se trabaja en equipo y es preciso utilizar la memoria, el análisis y otras facultades mentales relacionadas, contribuye a la generación de neuronas.
La formación continua es una de las mejores medicinas contra el envejecimiento. La segunda mitad de la vida profesional puede ser también, en opinión de Drucker, una oportunidad para cambiar de rumbo y empezar una nueva carrera, creando una empresa, asumiendo el rol de emprendedores sociales o trabajando para una institución sin ánimo de lucro. Esta oportunidad es especialmente recomendable para aquellas personas que deben prejubilarse por política de empresa, o por el cambio de equipo directivo si se pertenece a la alta dirección, la salida del CEO, una adquisición o una fusión.