PONTE EN MI LUGAR
Un artículo de Ferrán Ramon-Cortés en El País Semanal.
Sacado del boletín de Luis Picazo.
La capacidad de percepción. ¿Somos capaces de identificar una mirada triste? ¿De ver el brillo de los ojos en la alegría? ¿Podemos distinguir una sonrisa auténtica de una que lo que pretende es esconder lo que se siente realmente? Las claves para reconocer estas expresiones las tenemos. Forman parte del paquete estándar de programación de nuestro cerebro. Lo que nos falla es la práctica, porque tenemos nuestra facultad de apreciación adormecida. Necesitamos practicar más la observación y hacerlo con más atención.
Nuestros juicios. ¿Podemos escuchar a las personas para captarlas de verdad, no para juzgarlas? ¿Podemos dejar de lado nuestras opiniones, creencias y valores a la hora de escuchar? Los juicios anulan nuestra capacidad de discernimiento. Hacen que veamos sólo lo que queremos. Necesitamos escuchar con mirada de niño, con mente que no juzga lo que escucha, sino que solo atiende a lo que le dicen. Siendo buenos observadores y no cayendo en los juicios, conseguiremos una empatía auténtica, captaremos lo que de verdad siente el otro. Por cierto, según diversos estudios científicos, la empatía es tendencialmente más femenina que masculina. Y más proclive en la madurez que en la juventud, o al menos en esa dirección apuntan todos los indicios.