REFLEXIÓN EN TORNO A LA NAVIDAD
Por Santiago Álvarez de Mon. Ex.22-12-23
¿Qué ciudad falta para completar los fundamentos económicos, legales, morales, espirituales, que nos sostienen y comprometen? Jerusalén, ahí tengo que viajar si honestamente quiero hacer los deberes. Independientemente de las creencias religiosas de cada uno, máximo respeto para realidad tan íntima y personal, difícil conocer, explicar y renovar Europa sin su raíz cristiana. Cuando digo Jerusalén, final del camino, también hablo de Belén, donde empezó todo. Esa aldea insignificante, esa gruta oscura, modesta, ese nacimiento misterioso es lo que celebramos estos días, los que somos creyentes y quienes no lo son. Lección valiosísima para todos, la majestad y plenitud de Dios se expresa en un bebé tierno, necesitado dramáticamente de sus padres, y en un hombre crucificado que ha sido brutalmente torturado antes de su muerte violenta. Paradoja maravillosa, insondable, misteriosa, en la radical vulnerabilidad de la cruz, del pesebre de Belén reside la grandeza del mensaje cristiano. No estaría de más, entre copas, viajes, regalos, compras, también recordar, respetar y agradecer una historia que describe e inspira la naturaleza y razón de ser de Europa.http://quiosco.expansionpro.orbyt.es/epaper/viewer.aspx?publication=Expansi%c3%b3n&date=22_12_2023&tpuid=2344&dummy=Nacional#page/51 CARTA A LOS REYES MAGOS por Santiago Álvarez de Mon. Ex.5-1-24. Tras una serie de peticiones concluye así: Que se recupere la cultura del trabajo, el esfuerzo, la constancia. Nada se consigue sin paciencia, con escasa tolerancia a la frustración. Que me ayudéis a entender y sentir la vida como una aventura personal, como una responsabilidad indeclinable. La revolución, o es personal, o tiene lugar en el corazón de cada uno, o deriva en lo que la historia nos muestra dramáticamente. Que, en paz con la última estación del viaje, la muerte, exprima y disfrute el arte de vivir. Que en lugar de entregarnos al Dios tecnología, de rendir pleitesía a las redes sociales, echemos un vistazo a ese niño que van a visitar sus Majestades. Feliz Epifanía, feliz 2024