SEMANA SANTA, TIEMPO DE SILENCIO
Ex.23-3
De un artículo de Santiago Álvarez de Mon.
¿Qué significado real tiene para el hombre moderno la Semana Santa? ¿Sólo un tiempo de merecido recreo y descanso? ¿Sólo una oportunidad para disfrutar de la playa, del esquí, de la naturaleza? ¿Sólo un fenómeno cultural y costumbrista, una tradición lúdica, que se queda en la superficie del misterio original? La Semana Santa es una ocasión magnífica para desacelerar la marcha, para rebajar sensiblemente nuestra hiperactividad digital –iPad, móviles en off– y encontrar un tiempo y espacio para citarse con uno mismo, conocernos mejor e indagar siquiera un poco en el sentido último de nuestra existencia. En ese exploratorio viaje intrapersonal, el silencio es un poderoso y seductor aliado. En un libro sencillo que nuestra época chillona y agresiva convierte en imprescindible, El arte de callar, el Abate Dinouart lo reivindica con elegancia y señorío. “Sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio. Hay un tiempo para callar, igual que hay un tiempo para hablar”. Así entiendo la Semana Santa, un tiempo para meditar, para penetrar en el silencio y en la soledad del ser humano, para descifrar las claves de un mensaje vigoroso, sublime, inagotable, radical. Si recorriéramos ese camino, a lo mejor la paz no sería una quimera inalcanzable.