TIEMPO MUERTO
Un artículo de Santiago Álvarez de Mon en Expansión 17-3.
El autor hace una especie de “examen de conciencia”. Absorbido por las muchas actividades profesionales de los últimos días y contrastándolas con “acontecimientos fuertes” de amigos y familiares, se hace una serie de preguntas, muchas, impregnadas de la mayor trascendencia, y de las que entresacamos algunas, pero que no exime la lectura íntegra del artículo: ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos? ¿De qué charlamos? ¿Cuáles son las conversaciones que quedaron pendientes? ¿Por qué no hubo tiempo para lo importante? Preguntas dolorosas por tardías. ¿Cuál es el detonante que las hace aflorar? Simplemente la entereza y bondad de familiares y amigos que, sometidos al sufrimiento de la pérdida o enfermedad, muestran su grandeza. ¿Cuál es el propósito último de una vida buena? ¿Cuál es el sentido de lo que hacemos? ¿Cuál es la lógica que impera en nuestra sociedad? ¿El diálogo, la pausa, una cadencia que invita a la inteligencia a expresarse, o el ruido, las prisas, la impaciencia y la estulticia se apoderan de nuestras tertulias e interacciones? ¿Adónde vamos? ¿Qué queremos? ¿Por qué corremos tanto si no tenemos respuesta para los anteriores interrogantes? ¿Qué es el éxito? ¿Quién lo define? ¿Mañana, mañana cambiarán las cosas? ¿Merece la pena este correcalles de correos, tabletas, tuits, whatsapps, esta inflación digital? ¿Fijamos la atención en lo que hacemos? ¿Nos exponemos al silencio y soledad, interlocutores penetrantes? ¿Tenemos carácter para afrontar las empinadas de nuestra caminata? ¿Cuáles son nuestros valores, nuestras auténticas creencias? ¿Qué dice nuestra actitud ante la adversidad de la hondura de nuestros cimientos morales?