UNA INERCIA POSITIVA QUE PUEDE FRUSTRARSE
Editorial de Expansión, 11-7.
La revisión al alza en dos décimas de la previsión de la Comisión Europea sobre el crecimiento del PIB español este año, hasta el 2,3%, confirma que nuestra economía mantiene una inercia positiva pese a la falta de reformas y la prolongada parálisis política. Aunque la mejora es una décima inferior a la apuntada hace un mes por el Banco de España, confirma que el dinamismo de la actividad económica es algo mayor al esperado hasta ahora, lo que distingue a nuestro país de la debilidad generalizada de la zona euro. Y le sitúa como potencial beneficiario en mayor medida que otros socios europeos de los nuevos estímulos monetarios que prepara el Banco Central Europeo para impulsar la baja inflación en el continente y hacer frente a los temidos efectos de la escalada proteccionista en el comercio mundial. Eso sí, siempre que el próximo Gobierno no revierta las reformas que han posibilitado una fuerte recuperación de la economía española tras la recesión iniciada en el año 2008 y alcanzar el máximo histórico de afiliados a la Seguridad Social. Un hito que se debe en buena medida a la reforma laboral que PSOE y Podemos prometieron derogar durante la pasada campaña electoral en caso de gobernar conjuntamente. Aunque los socialistas han matizado con posterioridad su planteamiento, limitando los cambios a los aspectos “más lesivos” de esta normativa, los populistas mantienen la exigencia de su completa eliminación como una de sus líneas rojas para respaldar la investidura de Pedro Sánchez.